La prostatitis es una inflamación de la glándula prostática que presenta una serie de síntomas como dolor o dificultad para orinar. El diagnóstico de esta afección determinará el tipo de prostatitis que tenga el paciente, además del tratamiento.
Esta enfermedad puede afectar a hombres de todas las edades, pero tiende a ser más frecuente en varones mayores de 35 años, especialmente si padecen hiperplasia benigna de próstata, pues existe un riesgo mayor de sufrirla.
Las causas de la prostatitis se dividen principalmente en infecciosas y no infecciosas. Por ello, dependiendo de la causa que la origine, existen dos tipos de prostatitis: bacteriana o no bacteriana.
Tipos de prostatitis
- Prostatitis bacteriana. La prostatitis bacteriana puede ser aguda o crónica.
- Aguda. La infección suele comenzar de manera repentina y puede ser provocada por cualquier bacteria o enfermedad de transmisión sexual. Además, genera síntomas similares a los de la gripe como fiebre o mal estar general, disuria y dolor perineal o con la micción.
- Crónica. La infección se desarrolla de forma gradual y suele producirse por infecciones urinarias recurrentes o una lesión perineal. Esta infección puede durar varios meses y reaparecer una vez curada.
- Prostatitis no bacteriana. Este tipo de prostatitis generalmente es crónica y más compleja de tratar. Su aparición puede deberse a sustancias químicas en la orina o a lesiones en el suelo pélvico.
Prostatitis: diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de esta afección determina qué tipo de prostatitis tiene el paciente, además de descartar otras patologías. Para ello, el especialista, además de basarse en el historial clínico del paciente, realizará las siguientes pruebas:
- Exploración física (tacto rectal)
- Cultivo fraccionado de orina
- Cultivo de semen
- Análisis de sangre
El tratamiento de la prostatitis varía según la causa que la origine, incluyendo con frecuencia los antibióticos u otros tratamientos adyuvantes como relajantes musculares, antiinflamatorios o alfabloquenates.