Los pasados 29 y 30 de mayo tuve el privilegio de codirigir, junto al profesor Antonio Alcaraz, la primera edición del Recordati Urology Meeting (RUM), celebrado en Sevilla. Un encuentro pionero que ha marcado un antes y un después en el intercambio científico internacional en el campo de la urología.
Gracias al respaldo de la Asociación Española de Urología, RUM se ha consolidado como un foro de referencia que ha logrado reunir, por primera vez, a algunos de los principales líderes en urología de España y Norteamérica. El objetivo era claro: debatir los grandes retos actuales de nuestra especialidad, compartir experiencias clínicas reales y fomentar un diálogo honesto que nos permita seguir avanzando juntos.
A través de un formato académico innovador, con inspiración en el estilo de la Ryder Cup, se enfrentaron —más simbólicamente que en lo competitivo— dos perspectivas urológicas: la americana y la europea. Esta dinámica, lejos de buscar ganadores, ha facilitado un intercambio enriquecedor de conocimientos, abordando patologías tan relevantes como el cáncer de próstata, el cáncer de vejiga, la hiperplasia benigna de próstata o la litiasis.
Uno de los paneles más significativos estuvo centrado en el cáncer de próstata. Hablamos de una enfermedad con una incidencia altísima en España y en todo el mundo, pero también con un enorme margen de mejora gracias al diagnóstico precoz, la medicina personalizada y el acceso a pruebas eficaces. Este tipo de debates nos recuerda lo esencial que es invertir en conocimiento y en herramientas que permitan tratar al paciente de forma más individualizada, equitativa y basada en evidencia científica.
Más allá de la técnica, también tuvimos espacio para hablar de algo igual de crucial: la comunicación y la autorregulación emocional en los profesionales sanitarios. Saber explicar, empatizar, escuchar y acompañar al paciente es —hoy más que nunca— parte de nuestro tratamiento. La ciencia necesita humanidad.
Quiero agradecer a todos los que hicieron posible este encuentro. A mis colegas del equipo americano y europeo, cuya brillantez no se improvisa, sino que es fruto de una trayectoria comprometida con la excelencia. A los organizadores y al equipo de Recordati España, por su impecable ejecución y por apostar por un formato que verdaderamente potencia el aprendizaje mutuo. Y, por supuesto, al equipo de ROC Clinic, por su implicación y por llevar nuestra experiencia clínica al más alto nivel.
Personalmente, RUM ha sido un proyecto que he disfrutado enormemente desde su preparación hasta su celebración y tengo la firme convicción de que esto no ha hecho más que empezar.
Gracias a todos. El año que viene, más.
